Arranca una nueva generación, testigos del nuevo mundo, se escuchan gritos de revolución, atrás quedaron los viejos rudos. Se nos nota muy diferentes, ellos nos ven como hirientes, aceptarlo es el primer paso, nada es como uno quiere. Presenciamos y somos parte de esto, llevamos los nuevos pensamientos, y si alguien piensa diferente, puede verlo: no lo juzgaremos. La predilección a la libertad se vuelve conjunta, y la hipocresía de "tener la verdad" termina, y se muestra desnuda.